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“Escribí Tiempo de revancha con odio por la dictadura”


A punto de cumplir 30 años de su estreno, charlamos con el realizador cinematográfico nacido en Parque Chas, para hacer una semblanza de la película argentina que en 1981 desafió la censura de los militares.

Por Fernando Belvedere

Hace un mes, el Festival de Cine “Pantalla Pinamar” proyectó en su ciclo de homenajes la película “Tiempo de revancha”, que el 30 de julio próximo cumplirá tres décadas de su estreno.

En 1981 poco era lo que se podía mostrar y decir en el cine nacional. Adolfo Aristarain y el sello Aries, que preside Héctor Olivera, apostaron todo por esta película. Federico Luppi, que por esos años oscuros estaba prohibido, vuelve de su exilio en España convencido por Aristarain para ponerse en la piel de aquel personaje memorable -Pedro Bengoa- como protagonista de Tiempo de revancha.

La película, estructurada en el género Drama – Policial, narra la historia de Pedro Bengoa, un trabajador de las minas de la empresa Tulsaco, que tiene un plan: simular un accidente y hacerse pasar por mudo para cobrar una indemnización. Pero en el camino cambia de parecer y decide llegar hasta las últimas consecuencias; como la de dormir y hasta tener relaciones sexuales amordazado, para no traicionarse. Y es que, en definitiva, Tiempo de Revancha habla de eso: de la dignidad, de la necesidad de resistir los embates, de no bajar los brazos, de no traicionarse.

Este film, se convirtió en uno de los títulos más representativos del cine argentino durante los años de la última dictadura militar, obteniendo numerosos premios internacionales.

Grandes actores acompañaron a Federico Luppi en esta historia: Haydeé Padilla, Rodolfo Ranni, Julio De Grazia, Ulises Dumont, José Jofre Soares, Aldo Barbero, Enrique Liporace y Arturo Maly entre otros.

A punto de cumplirse 30 años del estreno de Tiempo Revancha (30 de julio de 1981), ParqueChasWeb mantuvo una entrevista con su realizador, Adolfo Aristarain -quien nació en Parque Chas- para recordar aspectos relacionados con la producción y el suceso que causó esta memorable película.

Entrevista:

– Adolfo, nos puede contar cómo se gestó la idea de Tiempo de Revancha y cuál fue la necesidad de contar esta historia…

-Conocía una anécdota de un especialista de acción en Italia que se cayó del caballo y se levantó mudo. Aguantó un par de años mudo hasta cobrar el seguro y luego fue a la Gruta de la Virgen de Lourdes, se agarró la garganta y gritó “mirácolo, posso parlare!!!” Y luego leí notas sobre accidentes en minas del norte del país. Y no sé cómo porque nunca se sabe cómo, escribí Tiempo de Revancha, con mucha bronca, con odio por la dictadura, con la intención de que les jodiera…

-¿Desde el principio se supo que Federico Luppi iba a ser el protagonista?

-Casi nunca se sabe quién será el protagonista. Uno propone nombres pero luego depende de si están disponibles y de lo que quieren cobrar. Luppi estaba prohibido. Las alternativas que propuse fueron Alberto de Mendoza, que dijo que no, y Alberto Olmedo, que no se atrevió. Fuimos adelante con Luppi y le ponían bola verde y podía hacerla y luego roja y no podía y así postergamos tres veces el comienzo del rodaje.

– ¿La película se estrenó integra o sufrió algún tipo de censura?. De lo contario, y teniendo en cuenta que se filmó en los años de plomo de la dictadura, ¿de qué recursos se valió para evitar la censura?

-La película no tuvo cortes y el guión tampoco. Olivera, con mucha habilidad y pensando que podía haber problemas presentó la copia para calificación el lunes anterior al estreno con la publicidad ya en la calle. La dictadura estaba jugando a hacer un pacto democrático, Massera quería formar un partido, estaban tratando de parecer respetuosos y si pasaba algo con la película iba a ser un quilombo muy grande porque la habilidad mía fue contar la historia de manera que no se pudiera cortar nada: había que prohibirla o dejarla. El ataque era al Sistema, no a los milicos directamente. Había un Falcon verde, pero pedir ese corte era como auto acusarse. La junta de censura la vió y felicitó a Olivera por la peli. Les encantó. Luego alguien la vió mejor y armó un buen despelote tratando a los del Instituto Nacional de Cinematografía de pelotudos por haberla apoyado. Por suerte Tiempo de revancha fue un éxito desde el jueves en que se estrenó. El sábado hubo una amenaza de bomba en el Ambassador y hubo que desalojarlo. Hubo llamadas a mi casa y a Olivera. Alfredo Serra, en Somos, sacó un editorial denunciándonos, diciendo que éramos anarquistas y que qué pasaba con la censura criolla que veía el mosquito de los escotes pero no el elefante de la ideología. Hubo otras protestas, pero no podían hacer nada: nos protegió el gran éxito.

– Alguna vez dijo que tenía un gran cariño por Tiempo de Revancha, porque le traía muy buenos recuerdos. ¿Puede contarnos algunos de ellos?

-La historia aguanta bien y no ha perdido actualidad. Tiempo abrió el mercado extranjero y los festivales para el cine argentino que hasta ese momento era considerado un cine de la dictadura. Las copias a los festivales salían en secreto por valija diplomática sin apoyo del Instituto Nacional de Cinematografía. Y ganamos Montreal, San Sebastián, La Habana, Cartagena, Biarritz, etc. etc. Se estrenó en Europa y en Estados Unidos con muy buena crítica y una página en el New York Times en la que yo decía que lo de las Malvinas era un intento de los milicos de quedarse cuarenta años más y otras cosas por el estilo. La Nueva provincia pidió que me expulsaran del país. Los exiliados me abrazaban y me daban las gracias y llorábamos. ¿Qué más podía pedir?

-Pasado 30 años, y con temas controvertidos como los son hoy la actividad minera a cielo abierto y el logro de mayor rentabilidad a costa de precarias condiciones laborales ¿No se siente un adelantado?

-No me siento un adelantado. Desde que tengo memoria el método del capitalismo no ha variado. La plusvalía se consigue explotando al trabajador. Siempre fue así y no fui el único que supo verlo.

-Por lo antedicho y ante una sociedad que está recuperando su militancia política ¿Cómo imagina usted la respuesta del público, si hoy se estrenara Tiempo de Revancha?

-Ni idea. Supongo que bien, ya que la militancia apunta a apoyar lo que está poco a poco logrando el proyecto de Kirchner y Cristina y profundizarlo cada día más. Creo que la intervención del Estado es lenta y complicada, pero no creo que haya otro camino posible ahora para modificar la estructura social. Medilo por la reacción de las corporaciones. Creo también que lo que más entusiasma es la recuperación de la militancia, la participación política de la juventud. Eso es lo que va a lograr el cambio.

– En películas tales como La parte del León, Últimos días de la víctima y Tiempo de revancha se hace presente el gran señor dinero y lo que un hombre es capaz de hacer por procurarlo y/o defenderlo. Son películas que interpelan la condición humana. En este sentido, ¿cómo es su relación con el dinero?

-Esas historias hablan de la condición humana y de sus debilidades. En un sistema que endiosa al dinero como único medio para vivir con dignidad, es normal que el hombre traicione sus convicciones. En “Tiempo” no las traiciona.

Yo valoro al dinero como lo que consigo con mi oficio y trato de que me permita vivir. Defiendo mi sueldo, aunque a veces lo meto todo en la producción y si va bien la peli gano guita para aguantar un tiempo. Toda mi vida ha sido igual. No me importa el dinero pero me importa pasarla mal. He hipotecado varias veces lo único que tengo que es mi casa, he levantado las hipotecas, le he mangado guita a los amigos. El dinero va y viene, se tiene o no se tiene y da igual. Con mi mujer y mi hijo hemos vivido con alegría totalmente al margen de la cuenta bancaria. He dicho que no a proyectos en que me ofrecían muy buena guita. No soy alguien que se venda. Yo respeto ante todo mi oficio y me respeto a mí mismo. No soportaría venderme ni soportaría filmar sin honestidad para conseguir un poco más de público.

– A 30 años de su estreno, ¿Desde el INCAA le han propuesto su reestreno en las Salas Espacio Incaa de todo el país?

-No me gustan los homenajes. Desde el Incaa no me han propuesto nada. No me opongo al reestreno pero tampoco lo creo indispensable.

– ¿Cómo considera la actual gestión de Liliana Mazure al frente del INCCA? ¿Cuáles han sido los logros importantes y qué temas quedan pendientes?

-Liliana está haciendo bien las cosas.Tiene que adaptarse a una ley y a un presupuesto. Está combatiendo a los piratas que viven de la subindustria de proyectos hechos con el subsidio electrónico de trescientos mil dólares que cobran un veinte por ciento para presentarte el proyecto y luego gastan lo menos posible, filman en tres días en digital casero y a cobrar. Cuando veas que una película se estrena en cines del Incaa y en una o dos salas o en el Malba, podés estar seguro de que es otro negocio, un robo disimulado. Ninguna película puede recuperar su costo a menos que se estrene en treinta salas. Pero no es fácil romper esa trama pirata.

– ¿En este momento se encuentra trabajando en algún nuevo proyecto?

-Después de perder dos años con LA MUERTE LENTA DE LUCIANA B. que no se hizo porque el productor español no consiguió la guita que necesitaba para su presupuesto inflado, no apareció nada que valiera la pena.

Testimonio de
Héctor Olivera

(presidente de Aries Cinematográfica)

En 1978 almorzábamos con mis socios Fernando Ayala y Luis Osvaldo Repetto con Mario y Nano Kaminsky, de la discográfica Microfón, a quienes les preguntamos: -El público que consumía discos de Sandro, Palito Ortega, Leo Dan,¿qué compra ahora? –Discos ómnibus, como por ejemplo Los éxitos del amor. Así nació la primera de las cinco películas de “la serie del amor”. Hecha la segunda, Mario Kaminsky me propuso el nombre de Adolfo Aristarain para dirigir la tercera. Yo dudé: Adolfo había hecho La parte del león con poco éxito de publico pero con muy buena crítica. Me temía que no fuera el director “practicón” adecuado a estas musicales. Sin embargo dirigió muy bien La playa del amor y después nos propuso escribir el guión y dirigir la siguiente, La discoteca del amor, que sin duda fue la mejor de la serie y donde Adolfo pudo demostrar nuevamente su calidad de realizador.
Al poco tiempo nos trajo un resumen argumental de su autoría Tiempo de revancha. Mis socios y yo no dudamos: había allí la esencia de algo podría ser una gran película. Lo fue. Y fue una audacia nuestra producirla en plena dictadura militar pues el carácter de crítica social no era bien visto por la censura que ejercía el ex crítico cinematográfico Miguel Paulino Tato, heredado por los milicos del gobierno de Isabel Perón.
La película fue muy exitosa y tuvo un gran mérito: entonces el cine argentino era mal visto por provenir de un país fascista pero Tiempo de revancha no sólo fue admitida en muchos festivales sino que ganó premios que fueron muy importantes para Adolfo, para nosotros los productores pero también para el cine argentino pues rompió el congelamiento internacional al que nuestra actividad había sido condenada. Al año siguiente hicimos juntos Últimos días de la víctima que siguió el paseo triunfal de la anterior pero que tuvo la mala suerte de ser estrenada a los pocos días del comienzo de la Guerra de Las Malvinas y el público se retiró de las salas de cine.


Desde Zaragoza, España, testimonio de
Sergio Casado

(escritor, autor del libro “Adolfo Aristarain” Conversaciones sobre el director de cine argentino Adolfo Aristarain,
próximo a salir)
Creo que Tiempo de revancha dejó en España la señal de un cineasta con una voz propia, personal, independiente. Creo que refleja el compromiso de un cineasta que va más allá de contar una historia para reflejar lo que le rodea, denunciarlo y convertir al espectador en partícipe, en protagonista activo de la película. Creo que una de las ventajas del cine de Aristarain es que no desprecia al espectador, sino que lo respeta, buscando comunicar la necesidad de la dignidad de la persona y de la lucha de ésta frente al sistema. Tiempo de revancha, de algún modo, representa los cimientos sobre los que se construye su filmografía. Toda la altura de sus posteriores películas, las que le hacen un cineasta respetado en España, realmente se basan en esta historia. Creo que es una película que marca lo que Aristarain es.

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