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En busca del tesoro perdido

 

 

 

 

 

Compartimos el Capítulo 3 de esta historia escrita por Fabián Lefebvre, dueño de la casa de antigüedades “Esas Cosas de Ayer” de la calle Tréveris 2411.

 

La exhibición en «Esas Cosas de Ayer» fue solo el comienzo de una emocionante aventura para Fabián, Silvana y Amelia. La historia de los Rosales había despertado su espíritu explorador, y juntos decidieron embarcarse en la búsqueda de un tesoro perdido que se rumoreaba estaba oculto en algún lugar de Parque Chas.

Guiados por pistas codificadas que encontraron en los objetos del cajón, el trío se sumergió en la historia del barrio y en las leyendas que lo envolvían. Mapas antiguos, escritos cifrados y relatos de vecinos ancianos los llevaron a recorrer cada rincón en busca de la clave que les revelaría la ubicación del tesoro.

La búsqueda se convirtió en una carrera contra el tiempo, ya que otros también habían escuchado los rumores y deseaban hacerse con el preciado tesoro. Fabián, Silvana y Amelia se enfrentaron a desafíos y peligros, pero su determinación los impulsaba a seguir adelante.

Después de semanas de búsqueda intensa, encontraron una inscripción oculta en una antigua estatua en un parque del barrio. Descifraron la inscripción y, siguiendo las indicaciones, llegaron a una casa abandonada en las afueras de Parque Chas.

Con el corazón latiendo acelerado, ingresaron a la casa, sorteando telarañas y polvo acumulado. Cada paso que daban les acercaba más al tesoro anhelado. Finalmente, en una vieja biblioteca, descubrieron un compartimento secreto detrás de un libro.

El compartimento reveló un mapa antiguo que los llevó a un paraje natural en las afueras de la ciudad. Siguiendo las indicaciones del mapa, llegaron a una cueva escondida entre los árboles. Con manos temblorosas, desenterraron un cofre antiguo cubierto de musgo y lo abrieron lentamente.

El cofre reveló su contenido: joyas centenarias, monedas antiguas y objetos de valor incalculable. Pero más allá del valor material, lo más importante era el legado que este tesoro representaba, un símbolo de la historia del barrio y de la familia Rosales.

Decidieron donar gran parte del tesoro a un museo local, para que todos los habitantes de Parque Chas pudieran apreciar su riqueza histórica. El resto del tesoro fue utilizado para financiar la organización que habían fundado, destinada a la preservación del patrimonio cultural y la educación histórica en el barrio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Portal de Parque Chas

Redacción

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