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El fantasma de las inundaciones volvió a rondar por Parque Chas


El último temporal que solo duró 15 minutos, anegó varias zonas del barrio. Los vecinos siguen reclamando un Plan de Contingencia.

 

“La tormenta de hoy, menos mal que fue breve y con luz del día. Así, como hoy, pero con una duración de tres horas y desde las 03:00 de la mañana, fueron las trágicas inundaciones del 2 de abril del 2013. Se estima que en 15 minutos llovieron 16 mm, con vientos de 70 a 90 km, focalizado más por Villa Urquiza, Parque Chas, Villa Devoto, Liniers, y barrios intermedios”, señaló el vecino Luis Rubén Poli afectado por la inundación de hace tres años.

 

Una tragedia como el 2 de abril del 2013 puede volver a repetirse. La vida de los vecinos que sufrieron las consecuencias de aquel año, cambió para siempre. Cada vez que se anuncia un alerta meteorológico vuelve el fantasma de aquella fatídica inundación que se cargó varias vidas. Esta vez el temporal duró 15 minutos ¿hay que agradecer? No, los vecinos siguen denunciando la falta de un Plan de Contingencia que active las alertas ante el peligro de una nueva gran inundación.

En una nota publicada hace casi tres años se denunciaba: “Negar la difusión del mapa de zonas inundables es un crimen doloso. Esto está en sincronía con la deliberada negativa a preparar a la población ante casos de tormentas extremas o inundaciones. Hoy, 2 de abril de 2014, comienzos del siglo XXI, los ciudadanos de la ciudad con el tercer presupuesto más alto de Argentina pueden morir dentro o fuera de sus casas. Las autoridades se niegan difundir planes de contingencia elaborados por profesionales expertos. Planes que deberían ser los mismos en todo el país. La naturaleza no sabe de fronteras, no distingue barrios, comunas, ciudades, partidos y provincias. Poner la vida por encima de la especulación inmobiliaria y electoral debería ser política de estado”.

 

En junio de 2016 había la Legislatura porteña había aprobado pedido al Gobierno porteño para que se informe sobre el cumplimiento del acta acuerdo denominado: “Respuesta Operativa de las Comunas Ante Alertas Meteorológicos”. El compromiso fue firmado en septiembre de 2013 por los presidentes de todas las juntas comunales (todos del PRO) y la Secretaría de Gestión Comunal y Atención Ciudadana.

En el mismo se solicitaba a la administración de Rodríguez Larreta que responda  si a la fecha se habían cumplido los enunciados del compromiso asumido. A saber: “si fueron elaboradas las estrategias de respuestas inmediatas de las Comunas en función de las características particulares de cada una. Copia de la documentación donde consten dichas estrategias; si fueron conformadas las “Brigadas de Respuesta Rápida de Cada Comuna”, si fueron provistos a las 15 Comunas lo recursos materiales previstos por el acta Compromiso, a saber: Grupos electrógenos (uno por comuna), Motobombas de achique (dos por comuna), palas, picos, conos, cintas de peligro, y motosierras”.

Camila Rodríguez (FPV), integrante de la Junta Comunal 15 desde el año 2011, aseguró al programa “La Voz De Las Comunas”, que se transmite por FM 94.1 Radio Asamblea, que desconocían por completo el acta acuerdo: “luego de la trágica inundación del 2 de abril de 2013, trabajando con vecinos autoconvocados, se realizaron pedidos de informes al Gobierno de la Ciudad sobre obras de infraestructura y en una de las respuestas apareció el acta que desconocíamos por completo, nadie la conocía, donde acuerdan una serie de trabajos y acciones frente a una posible contingencia de inundaciones con recursos tanto materiales como humanos… jamás llegaron a las comunas, nada se efectivizó de lo firmado por los presidentes y el Secretario de Participación Ciudadana”.

 

En abril de 2015, el Defensor del Pueblo Alejandro Amor solicitó al subsecretario de Transporte porteño Guillermo Dietrich que analice la factibilidad de instalar, en el menor plazo posible, cartelería de prevención de zona inundable en la totalidad de sectores de vía pública de la Ciudad que sufren esa problemática.

El pedido fue realizado mediante la Resolución 101/15, de acuerdo al documento Respuesta Operativa de las Comunas ante Alertas Meteorológicos – ROCAM -, elaborado por la Dirección General de Defensa Civil. La instalación de la señalética ayudará a prevenir no solo daños materiales sino también personales.

Si bien el ROCAM explicita detalladamente para cada una de las 15 comunas porteñas los puntos críticos ante un alerta meteorológico, el mismo no se encuentra aún disponible para su conocimiento en el portal del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El Ejecutivo porteño jamás hizo lugar a esa recomendación.

 

Experiencia de los planes de contingencia frente a las inundaciones de la Comuna 15 de la CABA

 

A continuación, reproducimos un extracto del artículo elaborado por el arquitecto Oscar Zuazo, miembro de la Comisión de Ambiente y Espacio Público del Consejo Consultivo de la Comuna 15.

 

(…) El contacto era intenso, los testimonios dolorosos por las pérdidas, los fallecimientos, los abandonos en que habían quedado muchas personas. Y algo que marca para siempre a un inundado: el no poder dormir ante una alerta de lluvia, sobre todo si todavía no se reparó la pérdida anterior. Las gestiones continuaban: vecinos y comuneros concurrían a diversos organismos y ministerios en busca de soluciones y respuestas. Es en esos momentos cuando se produce un hecho que nos serviría para plantear una nueva estrategia que daba dirección a nuestras prioridades. Nos llega información sobre un decreto, el 695/09, correspondiente al Gobierno de la Ciudad. El decreto da cuenta del Plan de Emergencias de la Ciudad, teniendo a la Subsecretaría de Emergencias, dependiente del Ministerio de Seguridad, como su organismo centralizador de decisiones. Como normas complementarias se verifican las resoluciones que dan forma al funcionamiento de 14 organismos pertenecientes a distintos ministerios, como la Dirección General de Tránsito, Guardia de Auxilio y Emergencias, Dirección General de Infraestructura y Administración, Logística, Defensa Civil, Agencia de Protección Ambiental, Inspección, Agentes de Control de Tránsito y Transporte, SAME.

 

Ante ese nuevo escenario nos dimos un plan: ir a todas las dependencias con una simple nota y preguntarle a cada una de ellas ¿cuál es su rol ante una emergencia? Algunas manifestaban desconocimiento, otras no sabían de trabajo coordinado, otras hablaban de su rol de manera individual; las respuestas llegaban tardíamente, formalmente, en ningún caso propiciando mayor información. Para ese entonces ya teníamos nuestro libro gordo de registro de trámites y gestiones. Pedíamos entrevistas para tener encuentros con los funcionarios en nuestra comuna: epicentro de lo solicitado. Después de varios meses se nos cita en dependencias del Ministerio de Seguridad para hacernos entrega de un documento de 180 páginas denominado “Planes Operativos de los Organismos de Emergencias”, que proponía una serie de procedimientos para todo tipo de emergencias. Curiosamente, la única de carácter preventivo para el barrio de Parque Chas era el corte de tránsito ante una alerta temprana, lo que no satisfacía en absoluto nuestros requerimientos. Decidimos entonces dirigir una carta al director de Defensa Civil, pidiendo información complementaria, de carácter más puntual, específica, que diera cuenta de la actividad de los organismos intervinientes en una emergencia como la del 2 de abril, y que además hubieran efectuado recorridos por las zonas afectadas con personal de nuestra comuna. No teníamos conocimiento de lugares para alojamiento, alimentación y atención de las víctimas ante una situación de emergencia, es decir, no había previsión sobre cómo actuar ante una contingencia. Pedíamos un mapa de la inundación, con delimitación de las áreas que fueron afectadas por la catástrofe, para dar a conocer la información a la Junta Comunal, y facilitar así su trabajo conjunto con los distintos organismos municipales.

 

Sabíamos sí que algunos procedimientos en escuelas y geriátricos se habían realizado por parte de Defensa Civil, pero también sabíamos que no se había capacitado a personal jerárquico de escuelas y geriátricos en tareas contingentes, y menos aún en simulacros de emergencia.

 

No sabíamos de la participación de personal municipal; nos incluíamos en todas las tareas como Consejo Consultivo, de manera inexcusable éramos la comuna, queríamos participar. Queríamos saber si el decreto 695/09, sus resoluciones y anexos seguían vigentes, si lo estaban cuando ocurrió el fatídico 2 de abril.

 

No obtuvimos respuesta. Gestionamos entrevistas. No fue posible reunirse con funcionarios con capacidad de darnos información. Lo que veíamos no nos daba ninguna tranquilidad. Los vecinos de las distintas cuencas continuaban con su organización propia, implementaban sus propios sistemas de alerta temprana en base a los organismos oficiales de pronóstico; iniciaban las consultas con profesionales de las universidades de Buenos Aires y La Plata con incumbencia en la temática. Había que comprender desde un contexto más amplio lo que nos estaba afectando; había que sumar conocimiento para poder seguir gestionando y reclamar a los funcionarios que tenían una conducta errática y evasiva, por momentos desaprensiva. Los contactos entre afectados tenían cada vez más organización, también llegábamos a la prensa.
Por un dictamen de la Defensoría Adjunta de la Ciudad (Resolución Nº 380 del 11-8-2014), que se hacía eco de los reclamos vecinales por inundaciones, se solicita al Gobierno de la Ciudad que se realicen trabajos conjuntos entre el Gobierno y las Juntas Comunales, con la participación de los Consejos Consultivos.

 

Ese dictamen reconocía como antecedente de su escrito el Programa de Gestión de Riesgo Hídrico de la Ciudad de Buenos Aires (Anexo 1 de Ley Nº 1660). Entre sus puntos más importantes encontramos:

* Gestión de los residuos sólidos urbanos (por deficiente recolección y falta de contenedores en la mayoría de los barrios afectados).
* Publicación de los mapas de riesgo hídrico actualizados.
* Alertas tempranas; Planes de Contingencia y Protocolos de Evacuación (haciendo tareas de concientización previa y periódica del tema, aunando tareas con los vecinos y las fuerzas de seguridad para la emergencia).

 

Se efectuaron los contactos con la Junta Comunal para desarrollar un plan de trabajo con nuestra comisión. Tuvimos dos reuniones en las que propusimos pautas concretas para la elaboración del plan. Se realizaron consultas con vecinos (Parque Chas); se confeccionó, en base a los planos más actualizados de que disponíamos sobre recurrencia y zonas inundables, un mapa de riesgo hídrico con señalización de geriátricos, escuelas, gimnasios, dependencias comunales, etc.; se esbozó un primer borrador operativo para, en sucesivas etapas, realizar el plan conjuntamente con el Gobierno de la Ciudad y la comuna. La tarea fue realizada por tres personas de manera voluntaria y gratuita: nos movía impulsar el armado del plan, ir perfeccionándolo con el tiempo, incorporar el mayor número de vecinos de áreas inundables a la información y trabajo operativo. Costo cero para el erario público. Lamentablemente, nuevamente no fuimos convocados por la presidencia de la Junta Comunal para continuar con la labor.

 

Al presente no obtuvimos respuesta de nuestras gestiones por parte de los distintos estamentos contactados (comunales, legislativos, gubernamentales), salvo pocas excepciones. Quizás, estimado lector, de su recorrida por este itinerario entre la organización, la prevención y la catástrofe (llámele si lo desea riesgo hídrico), usted comprenda que la diferencia se cuenta en vidas humanas: las más vulnerables.
Es difícil entender cómo un gobierno que nos trata de vecinos no nos reconoce el derecho ciudadano a la transparencia de la información, a participar en la elaboración de planes de manera concreta y eficiente, y por sobre todas las cosas, a pedir que se cuide a los más desprotegidos cuando el agua sube. ¿Tendrá el Gobierno de la Ciudad voluntad de recuperar terreno (salvar vidas), y ayudar a los vecinos/ciudadanos? Al presente no responde”.

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Redacción

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