El dolor de ya no ser…
Hasta el 10 de diciembre, está abierta la muestra fotográfica “Behring” en el salón social del Club SABER, Llerena 2727. Su autora, la vecina Julieta Valente, nos invita recorrer esta calle de Parque Chas, que a su vez, puede ser cualquier calle de la Ciudad en la que el salvajismo del “boom inmobiliario” está atentado contra la identidad de la mayoría de los barrios porteños.
Realizado en el marco del taller de ensayo fotográfico dictado por Tali Elbert, BEHRING hace recorrido que interroga a través de cada foto sobre los cambios edilicios que se fueron dando en los últimos aٴños en Parque Chas. BEHRING es un pasaje, una casa, un nombre, un lugar donde se conjuga la incertidumbre por el paso del tiempo.
Por Julieta Valente
Llegué a Behring en el límite entre Villa Ortúzar y Parque Chas, casi por error. Con el tiempo el enigmático pasaje me fue cautivando con su silencio.
Las veredas anchas, los árboles de color cambiante según la estación; el aroma de los tilos que en verano y con el viento cálido todavía viene desde la esquina de Torrent; las casas bajas y en su mayoría antiguas, su soledad.
En la actualidad, muchas de esas cosas están cambiando a un ritmo que parece devorar la identidad del barrio. La mañana que pasé por el viejo geriátrico que estaba ubicado en el 2555 y me di cuenta que se había transformado en un enorme agujero, sentí el impulso de buscar la cámara y fotografiar sus medianeras; esas que cuentan los secretos del pasado, de lo que ya no está.
Los vecinos ven avanzar los edificios y se preguntan si conviene vender, asociarse, irse o resistir.
En medio de ese debate, yo comencé a interrogarme en qué barrio quiero vivir, y me di cuenta que posiblemente ninguna de mis hijas –hoy pequeñas- vaya a creerme cuando les diga dentro de 20 años, que Behring era un pasaje de escaso movimiento y casas “tipo chorizo”, en medio de un barrio que se fue construyendo de la mano de los inmigrantes que plasmaron cada puerta, ventana, moldura o frente; con lo que habían traído de su Europa natal.