El Club Saber celebró sus 96 años
El sábado 3 de diciembre, en la sede del club de la calle Llerena 2727, se realizaron los festejos en la cancha de fútbol.
El sábado pasado, después del triunfo del seleccionado argentino, los socios del club celebraron los 96 años del Club SABER. Durante el mismo, se realizaron muestras de varias de las actividades que se desarrollan durante el año en la sede de la calle Llerena. Al cierre del festejo se realizó un brindis en el que no faltó la torta de cumpleaños.
El 1º de diciembre de 1926 fue fundada la Unión Vecinal Pro-Fomento Agronomía en un cuarto de la casa sita en Llerena 3163.Además de la problemática edilicia preocupaba a sus miembros la cuestión del conocimiento, lo que dio vida a una modesta biblioteca organizada por el director de una cercana escuela creada por el educador y filántropo William C. Morris. Tampoco faltó el estímulo al sano esparcimiento juvenil centrado en la práctica deportiva, en especial del fútbol.
Un par de años después y no lejos de allí, cinco jóvenes amigos reunidos un domingo en la casa de Campillo 2863 resolvieron impulsar una Biblioteca Popular a la que llamarían “El Resplandor en el Abismo”, en nada casual coincidencia con el nombre de una polémica obra publicada por el pensador francés Henry Barbusse.
Los propósitos fundacionales de Francisco Abalo, Miguel Casalnuovo, Emiliano Esteban, Juan Paríani y Cristóbal Romero, eran claros y precisos: “Propender a la elevación cultural e intelectual del Pueblo…así como también solicitar a quién corresponda las mejoras y aspiraciones del vecindario…desde una entidad abierta a toda persona…sin distinción de edad, sexo, nacionalidad, creencias y color…”
El breve estatuto consensuado reflejaba la vocación democrática e igualitaria de sus autores, aplicada a una escala que seguramente soñaron ver extendida alguna vez a toda la sociedad humana.
Ninguna de las dos entidades tenía sede propia. La expansión en volumen y en cantidad de adherentes pronto obligó a la Biblioteca Popular a abandonar el domicilio precitado e iniciar un periplo que la depositaría sucesivamente en Llerena 3066, Campillo 2799 y Llerena 2636; siempre en dependencias cedidas por desinteresados y solidarios vecinos.
Transcurriendo la primera Década Infame instaurada en septiembre de 1930 tuvo que alterar su nombre, “El Resplandor en el Abismo” se redujo a un menos sospechoso “El Resplandor”. Ello no impidió que socios y vecinos siguieran nucleándose en conferencias y recitales, integrándose a su cuadro Filo dramático y disfrutando de los juegos de mesa. La Comisión de Damas monitoreaba las clases de corte y confección y de cocina doméstica además de colaborar con la Sub- Comisión de Fiestas.
Los más pequeños podían recibir lecciones de aritmética y sumarse al coro infantil, en cuyo repertorio se destacaban las marchas “El Resplandor” y “Hospital Tornú”. Casi un 60 % de la población escolar zonal recurría a los servicios de biblioteca, la que fue reconocida en calidad de Popular por el Ministerio de Educación de la Nación ya en 1929 y registrada por la CONABIP bajo Nº 1351.
En fecha aún no determinada ambas entidades se fusionaron como Unión Vecinal Pro-Fomento Agronomía y Biblioteca Popular El Resplandor, alquilando el amplio predio ubicado en Llerena 2725/27/29.
En 1936 pasó a denominarse Sociedad de Fomento Agronomía y Biblioteca Popular El Resplandor (sustento de la sigla S.A.B.E.R.), quedando oficializada desde 1945 como “S.A.B.E.R. ASOCIACION DE FOMENTO EDILICIO AGRONOMIA Y BIBLIOTECA POPULAR EL RESPLANDOR”.
Un ponderable y creativo proyecto de unión con otra señera institución barrial naufragó en 1947, según aún se cree, por una presunta irreconciliable rivalidad deportiva latente entre ambas. El viejo sueño de la casa propia cristalizó en julio de 1953, promediando el ciclo de plenitud y esplendor iniciado en los años ‘40 y prolongado por más de dos décadas.
En el S.A.B.E.R no se daban tregua las múltiples actividades. Los vecinos, ávidos de participar y socializar lo sentían como un segundo hogar. Juegos y deportes convocaban sin distinción de edad o de género, descollando las competencias internas e interinstitucionales de basquebol, bochas, tenis-paleta y ajedrez.
Atraían la atención de iniciados y neófitos las muestras de artistas plásticos, los textos en vivo de poetas lugareños, además de la palabra de caracterizados historiadores. Concurridas representaciones teatrales, conciertos, peñas folklóricas y cenas de camaradería culminaban en clásicos bailes familiares, al compás de orquestas o de “selectas grabaciones”. ¿Cómo describir el entusiasmo por los pic-nics en las costas de Vicente López y de Quilmes, con sus traslados en camiones y “bañaderas”?
Enorme lucimiento adquirieron los festejos carnavalescos y sus veladas danzantes animadas por los más encumbrados conjuntos típicos y sus hoy legendarios vocalistas, alternando preferencias con orquestas de jazz, de música tropical y característica.
El lleno total en las instalaciones del S.A.B.E.R convertía en insólitas pistas de baile las veredas de su cuadra.
En otro orden, los asociados tenían derecho a atención médica, curación y vacunación gratuita en el consultorio propio; lo mismo que asesoramiento jurídico y notarial.
Pero como espesos nubarrones sobrevendrían períodos de confusión, desconcierto y retroceso, a tono con las largas vicisitudes padecidas por nuestro país. Y no faltó una bomba con la fallida pretensión de apagar para siempre el resplandor de nuestra biblioteca.
A pesar de tiempos y de circunstancias históricas, de disímiles estilos de conducción y de fluctuantes adhesiones de la barriada, nunca se resignó a vegetar erráticamente ni se permitió defraudar el legado de sus preclaros fundadores.
Recordaba uno de éstos Juan Pariani, primer bibliotecario de “El Resplandor en el Abismo”: “… nuestro lema fue amistad y respeto por las instituciones que se formaron en el barrio, sin diferencia por las tendencias políticas o filosóficas, credos religiosos u orígenes. Lo que más respeto de mi barrio es la presencia y permanencia de los ideales y la ausencia total de discriminación. Este fue un barrio con criterio amplio, hemos tenido también contratiempos, pero la obra está acá. Eso pervive y nada ni nadie la podrá destruir” (“La Agronomía, el campo en la ciudad”, en Historia de Buenos Aires Año 2, Nº 8, junio 1988 editado por el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires).
La institución de la calle Llerena 2727 celebra un nuevo aniversario con mejoras constantes y una nueva concesión de su buffet. El club se administra con varios recursos que incluyen la recaudación de la cuota social, el alquiler de salón y la cancha y el aporte de las distintas actividades que funcionan en su sede. Hay que destacar la labor al frente del club que desde hace varios años ejerce Susana Borda, su presidenta; acompañada por una Comisión Directiva comprometida con su labor.
Programa Clubes en Obra
La institución ha recibido subsidios tanto del Gobierno de la Ciudad como del Gobierno Nacional. Susana Borda, presidenta del Club SABER, opinó sobre la importancia del programa de subsidios de mejora de infraestructura destinado a las instituciones sociales y deportivas de barriales:
“El Club SABER es la comunidad. La comunidad del barrio se acerca al club. Es participación y pertenencia. El club presente ante las necesidades de la comunidad, como por ejemplo lo ha sido desde que se declaró la emergencia sanitaria entregando comida y prestando las instalaciones para lo que hiciera falta.
El programa “Clubes en Obra” es de suma importancia para nuestras instituciones. Nos ha permitido ejecutar obras prioritarias para contar con un club SABER en óptimas condiciones para el desarrollo de todas nuestras actividades. Así se han acercado más niños y niñas para el disfrute de los distintos deportes que hoy ofrecemos.
Desde que estoy al frente del club, no recuerdo un programa de subsidios para el mejoramiento de la infraestructura de las instituciones deportivas barriales tan completo como “Clubes en Obra”. En el SABER estamos muy agradecidos con todas las autoridades del Ministerio de Deportes y Turismo de la Nación que siempre están cerca para lo que necesitemos”.
Durante 2022, la Biblioteca Popular El Resplandor, sumó varias actividades adecuando su labor a estos tiempos dentro y fuera de su espacio físico: Pic Nic de lecturas para chicos, Tertulias de música y poesía, Taller de Palabras en Movimiento, Lecturas de poesía y participaciones en los festejos del Día de Parque Chas y en la Feria del libro «La Petro Lee». Estela Fares, es hoy la responsable de la administración y coordinación de la Biblioteca. Las actividades se pueden seguir a través de su Instagram: Biblioteca Popular El Resplandor
Más información:
Club Saber y Biblioteca El Resplandor, Llerena 2727,
Facebook: Asociación Saber / Club SABER
Instagram: @club.saber
Biblioteca Popular El Resplandor
Mail: bpelresplandor@gmail.com
Lunes y Miércoles de 17:30 a 19hs.
Jueves: Espacio infantil a partir de las 17hs