Del Bar “La Paz” al “FABRIC Sushi Bar” del Siglo XXI
El viernes, caminando por Avenida Corrientes paso por la esquina donde se cruza con Montevideo. Hoy un cartel luce nuevo “FABRIC. SUSHI BAR” una de las tantas franquicias gastronómicas de Buenos Aires, donde hasta un tiempo medianamente lejano todavía resistía como podía el mítico “Bar La Paz”, uno de los “reductos” de la bohemia y psicobolchevismo porteño durante los 80 del Siglo XX. Desde la década de los shopingsnoventas, la ola neoliberal fue aniquilando a paso redoblado -en nombre de un promocionado “Primer mundo”- varios de estos cafetines históricos que supo tener nuestra ciudad.
Por Fernando Belvedere
Volviendo a “La Paz”; en 1985, Fito Páez centra allí una historia de amor entre un pibe de 11 años y una piba de 6. Un encuentro casual que sellaron con un beso en el bar donde durante un mes vendieron rosas a los parroquianos: “Entre los dos juntaban algo”. Fito termina la canción diciendo que nunca más los volvió a ver. Me quedó dando vueltas esa última frase. Le saqué una foto a esa esquina y seguí caminando por Corrientes mientras intenté imaginar qué fue de la vida de ese niño y esa niña, nacidos bajo una dictadura feroz. El comienzo de una Era neoliberal que duró 7 años y que fue impuesta a sangre, fuego y desapariciones. Cierres de fábricas, desocupación que dejó en la miseria a millones de compatriotas. El comienzo del fin del Estado de Bienestar peronista. (Hasta 1974 la Argentina tuvo un 8% de pobreza y un 2,7 de desempleo, con los índices de mayor justicia de la historia).
En 1989, a seis años de la recuperación de la democracia, una nueva crisis política como consecuencia de un golpe económico dispara una hiperinflación inédita que volvió a aumentar los índices de pobreza en el país. “11 y 6” ahora con 15 y 10 años. Me pregunto ¿Cuántas horas habrán tenido que sumar en situación de calle para seguir juntando algo?
La promesa de que con la democracia “se come, se cura y se educa” quedaría desterrada por la nueva crisis económica. La justicia social solo será posible con una democracia fuerte, con independencia económica y soberanía política. Un país endeudado, es un país dependiente y débil para imponer políticas que beneficien a las mayorías.
Luego, con el menemato, llegaría el segundo trágico acto del neoliberalismo. Mientras muchos “disfrutaban del ‘1 a 1’, millones de personas pasaban a engrosar los índices de pobreza. En 1995, a una década del estreno de la canción de Fito, vuelvo a imaginar que habrá sido de las vidas de “11 y 6” (ya con “21 y 16”). ¿Él habrá podido terminar la secundaria y ella, ya adolescente, estaría cursándola? O de pasar a vender rosas en La Paz, intentaron sobrevivir siendo parte del paisaje de los carros de cartoneros que por entonces empezaron a poblar las calles de una ciudad que los expulsaba. Vaya uno a saber…
Y el trágico 2001, ¿cómo lo habrán atravesado? El ya con 27 y ella con 22. ¿Habrán sido parte de la militancia de alguna organización piquetera como la de Kosteky y Santillán? ¿habrán sido testigos de sus brutales asesinatos?
¿Y en 2005? él ya con 31 y ella con 26 años, ya con Néstor en el gobierno, ¿habrán sido de los tantos millones que se beneficiaron con sus políticas? Salir del infierno, asomar la cabeza durante la recuperación económica. Quizás, los dos pudieron conseguir un laburo en blanco o varias changas. Además, pudieron levantar su casa como consecuencia de la reactivación que se vivió hasta casi el 2015 con Cristina (él ya con 41 y ella con 36). Por ahí decidieron tener hijos (sin que tengan la necesidad de salir a vender rosas como su mamá y papá), terminar la secundaria con el Plan FINES o empezar a cursar la Universidad en algunas de las tantas nuevas que se crearon en el conurbano. Solo puedo imaginar a esta década como la que les permitió volver a insertarse en el mapa de los incluidos y salir de la calle.
Lo que vino después, a partir del 2016 ya lo sabemos. Dejó otro tendal y otra expansión de la deuda interna eterna que volvió a provocar la caída del mapa a millones de compatriotas: Los Nadies, entre los que quizás estén incluidos nuestros protagonistas, hoy con 49 él y ella con 44 años.
¿Qué habrá sido de ellos durante la otra pandemia, la del maldito Covid?
Ahora quizás sean beneficiarios de algún Plan Trabajar a través de alguna organización social que los nuclea en cooperativas. También podría existir la posibilidad que hayan decidido y hayan tenido la oportunidad de viajar a otro país a probar suerte.
Bajo las escaleras del subte, sigo pensando en “11 y 6”. Hoy, no hubiesen podido “sellar todo con un beso” en la toilette del “FABRIC” donde estuvo La Paz. En este “Sushi” ahora seguro tenían prohibida la entrada para “juntar algo”.
Vuelvo a recordar la frase con la promesa de que con la democracia “se come, se cura y se educa”. A cuatro décadas de su recuperación, creció en millones el número de pibes y pibas en situación de pobreza. La democracia está débil, bastardeada y tomada por el capital financiero enquistado en los poderes económicos, judiciales y mediáticos cuyos representantes en la política proponen un proyecto político solo para minorías. Los demás que se las arreglen como puedan.
Llego al andén tarareando esa parte de la canción de Fito que dice “cansados en el alma de tanto andar”. Pero, a pesar de esa fatiga sin fin, quién sabe; en una de esas ellos solos habrán podido más que el amor porque se seguían sintiendo más fuertes que el Olimpo.
(Un hilo que escribí sobre el país y la vida de los protagonistas de la canción “11 y 6”. Una línea de tiempo posible, surgida de la imaginación y de preguntas que me hice a partir de una caminata por el centro).