Con motivo del Día Mundial de la toma de conciencia del maltrato y abuso contra las personas mayores

Siempre resulta oportuno señalar que los días mundiales decretados por la ONU, suelen aludir a problemáticas que superan las fronteras nacionales y que demandan la asunción de medidas entre todos los países del mundo.

Por Roberto Orden
Mgter. en Gerontología Social

No obstante, ello, tienen el efecto paradojal al globalizar y homogenizar las dificultades que se pretenden combatir o erradicar y con ello se desdibujan las condiciones locales y situacionales en las que se producen.

Es decir que se terminan esencializando los problemas, y se apela a una retórica todo terreno, con uso de categorías elementalistas de intervención, las que, en lugar de solucionar los problemas, muchas veces, terminan oscureciéndolos y perpetuándolos.

Los análisis deben reparar en la complejidad de estos problemas, buscando ampliar los marcos interpretativos al sumar miradas que despejen las tramas causales interactuantes a fin de tener mejor suerte en lo que se viene desarrollando para erradicar el abuso y el maltrato contra este grupo etario.

Debemos reconocer que la República Argentina, atraviesa una serie de crisis superpuestas, que tornan como altamente esperable la presencia de estos flagelos.

En ese marco, las acciones desarrolladas, si bien guardan ribetes específicos, pero jamás puede estar aisladas de los esfuerzos y políticas dirigidos a combatir problemas de perfil integral con sus efectos de maltrato, en otras áreas.

En ese marco de interseccionalidad, es dable señalar, en esta fecha y por su importancia estratégica la relación entre los maltratos y abusos orientados a mayores y los dirigidos a menores de edad, sin ningún afán de confundir a estos grupos, ni subordinar unos a otros.

En los mensajes periodísticos se suele fetichizar la violencia contra las mayores tras el velamen de situaciones de inseguridad urbana pero poco se habla de las otras formas de violentación de carácter estructural (como los haberes previsionales desgajados de la realidad) e institucional (como los cuidados de mayores dependientes a cargo de las mujeres de la casa) que hacen estragos entre las y los mayores y en toda la sociedad.

Pero también resulta pertinente, problematizar los mensajes que damos entre todos y todas a los niños y niñas, a través de modelos de identificación con personas brillantes exitosas en el campo deportivo pero que también viven fuera del país en viviendas fastuosas y se cansan de hacer inversiones millonarias en el exterior.

Niños y niñas que, al día de hoy, en un alto porcentaje, viven en la pobreza, con sus necesidades elementales no satisfechas, a lo que suman fuertes problemas con su educación y que buscan consumir estos modelos para evadir imaginariamente la miseria y los flagelos que hoy la rodean.

Ambos grupos sufren los efectos de dificultades económicas, pero también socioculturales.

El grupo etario de los y las menores se encuentra construyendo, en el momento en el que se leen estas reflexiones, sus representaciones sobre la vejez y sobre el lugar reducido y peyorizado, en el cual venimos colocando entre todos y todas a las personas mayores.