“Carnaval de mi barrio”
A punto de debutar en su cuarto CarnaPratasso consecutivo y de su actuación en el Club SABER de Parque Chas el próximo sábado 1º de marzo, el Juglar Ariel Prat apela a la memoria para homenajear a la fiesta del Rey Momo de ayer y de hoy, a través de su nueva columna “Prateando la calle” que se publica en nuestro Portal.
Por Ariel Prat
para el Portal de Parque Chas
Es cierto que hoy el carnaval no es lo mismo en el barrio ni en la ciudad, que el de hace cuarenta años -entre todos ellos conviene no olvidarse de la dictadura cívico-militar como para atenerse al recuerdo en el repaso hasta la actualidad-
Uno no puede evitar de todos modos, aún con estos años inconvenientes y nefastos, la sensación de nostalgia y a pesar de los buenos síntomas que nos alegran como son el regreso por decreto presidencial a los feriados de carnaval, el crecimiento de las murgas y agrupaciones en todos los barrios porteños y metropolitanos con tanta variedad de estilos, la preocupación por el compartimiento en sintonía del espacio público tanto de murgueros, vecinos y en algunos casos puntuales; de los políticos, que en honor a la verdad y por el barrio sabemos quiénes son y contar con ellos en cada reclamo u olvido de parte de la administración del gobierno de la ciudad. A pesar de todo esto que está bueno, los carnavales y sus festejos antes gozaban de una calidez entrañable que hoy está deshilachada, con el aliciente que eran para casi todos y todas los preparativos para salir a la calle y al corso con el disfraz recién terminado por la abuela o la tía modista, o quien sea que fuera la amanuense dueña del don del diseño y la costura popular.
Carnaval en el Club Newells Old Boys de Agronomía. Circa (1940)
Esto no es producto de la casualidad. Los años tristes y sangrientos de la dictadura, la llegada del merchandising de fiestas ajenas y su inserción calculada, el abandono a la cultura del carnaval y al género murguero en sí, hoy cuesta remontarlos, lo sabemos, pero está en nosotros ir dandole la vuelta al cabezudo de la tristeza con el brazo armado de la alegría en una pulseada cultural.
Por eso me acordaba también y no es casual, de los bailes y las noches en los clubes, además de las fiestas callejeras, en donde sentados en las mesas y de vez en cuando animados al baile, más de una pareja en el barrio se formó durante esos cuatro días locos. Los he vivido como pibe curioso, como murguero bailando y cantando, como vecino y por eso ahora con la complicidad enorme y sensible del querido Club SABER y este mismo portal, no me importa hacerlo como mentor de algo que por otra parte nunca murió ni se fue, que es el espíritu de carnaval que el barrio respiró siempre.
Y el SABER no está solo, que va… El Agronomía Central, el Modelo que regresa, más allá el Trébol o el Parque Chas solo por citar algunos de mis lugares de pibe y no tanto, la cantidad de vecinos que salen en las murgas cercanas y del mismo barrio; hacen que uno se atreva con ganas y piense que tal vez el año que viene armemos algo en conjunto y el barrio sea orgullosamente como en el tango…”Donde todo es amor” y mañana los que hoy son pibes, tengan la nostalgia por haberlos vivido con nosotros… Por eso me atrevo a invitarlos y abrir la puerta de Llerena al disfrute, porque no todo tiempo por pasado fue mejor (mentando al querido Luis Alberto).
Besos de esquina y abrazos de cancha!
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