Buena leche
En Parque Chas los vecinos que peinan canas no hablan, cuentan historias.
Ellos narran y cuentan la mitología del barrio de una manera casi religiosa, podríamos decir una misa donde se genera la mística que une al maestro con el discípulo.
Una de las historias contadas fue la de Miguel el lechero que repartía la leche casa por casa con un carro.
Los niños de antaño lo esperaban con un vaso con galletitas prolijamente molidas por las madres para enriquecer la merienda.
Esta es la historia textual pero el mito dice que los chicos que tomaban esa leche obtenían gracias divinas.
En otras épocas más cercanas a la nuestra en la esquina de Gándara y Andonaegui había un almacén atendido por los padres de Adrian, este muchachito y una barrita de pibes jugaban picados en el Pasaje Varsovia.
Uno de ellos siempre era invitado por Adrian a tomar la leche a su casa.
La madre refunfuñaba “De nuevo me trajiste al negrito”
Queda claro que la leche es otra y lo que creo con toda mi alma es que la gracia divina venia de las madres.
Pero quién soy yo para contradecir esos mitos.
Gracias vecinos por llenar mi alma de historias.
Gracias Diego por darme un cacho de alegría.
(Fernando Matzkin)