Ariel Prat, en la vuelta del carnaval al Club Agronomía Central
El juglar actuará en el club de la calle Bauness el viernes 20 desde las 21.30. En la “Carna Prat eada” actuarán también Iluminados X Urquiza (Centro Murga), Misteriosa Buenos Aires-Orquesta Típica, Centro Murga Los Elegantes de Palermo, La Burrita Cumbión. Presenta Gustavo Masó. Habrá buffet popular, sorteos, baile y grabaciones.
Llega la “CarnaPrateada” al club “Agronomía Central” de la calle Bauness (casi Avenida Chorroarín).
El juglar Ariel Prat vuelve al barrio con su banda integrada por Alejandro Caraballo en bombo,coro y percusión; Martin Hernandez en armónica; Hernan Kallis en guitarra; Juliana Manoukian en teclado y coros y Mono Hurtado en contrabajo.
“El programa para el viernes 20 de Febrero serán una orquesta típica maravillosa, una murga que la rompe, nosotros-por supuesto- y además invitados especiales, con música grabada para bailar y una barra deliciosa para todos y todas”, promete Prat.
La presentación estará a cargo del maestro Gustavo Masó y actuarán también Iluminados X Urquiza (Centro Murga), Misteriosa Buenos Aires-Orquesta Típica, Centro Murga Los Elegantes de Palermo y La Burrita Cumbión. Habrá buffet popular, sorteos, baile y grabaciones.
La entrada tiene un valor de 50 pesos y se puede reservar mesa llamando al 4524-2225.
El club CLUB AGRONOMÍA CENTRAL está ubicado en Bauness 958 (a metros de Avenida Chorroarín). Y los medios de transporte que te acercan son 133-113-111-123
La “CarnaPrateada” cuenta con el auspicio del Programa Carnavales del Ministerio de Cultura Nación.
“Carnaval de mi barrio”
Es cierto que hoy el carnaval no es lo mismo en el barrio ni en la ciudad, que el de hace cuarenta años -entre todos ellos conviene no olvidarse de la dictadura cívico-militar como para atenerse al recuerdo en el repaso hasta la actualidad-
Uno no puede evitar de todos modos, aún con estos años inconvenientes y nefastos, la sensación de nostalgia y a pesar de los buenos síntomas que nos alegran como son el regreso por decreto presidencial a los feriados de carnaval, el crecimiento de las murgas y agrupaciones en todos los barrios porteños y metropolitanos con tanta variedad de estilos, la preocupación por el compartimiento en sintonía del espacio público tanto de murgueros, vecinos y en algunos casos puntuales; de los políticos, que en honor a la verdad y por el barrio sabemos quiénes son y contar con ellos en cada reclamo u olvido de parte de la administración del gobierno de la ciudad. A pesar de todo esto que está bueno, los carnavales y sus festejos antes gozaban de una calidez entrañable que hoy está deshilachada, con el aliciente que eran para casi todos y todas los preparativos para salir a la calle y al corso con el disfraz recién terminado por la abuela o la tía modista, o quien sea que fuera la amanuense dueña del don del diseño y la costura popular.
Esto no es producto de la casualidad. Los años tristes y sangrientos de la dictadura, la llegada del merchandising de fiestas ajenas y su inserción calculada, el abandono a la cultura del carnaval y al género murguero en sí, hoy cuesta remontarlos, lo sabemos, pero está en nosotros ir dandole la vuelta al cabezudo de la tristeza con el brazo armado de la alegría en una pulseada cultural.
Ariel Prat