Bar “La Sirena”: Festival de tango para proteger un patrimonio cultural del barrio de Saavedra
El domingo 10 de junio de 16 a 20, actuarán Juan “Tata” Cedrón, Cucuza Castiello y Moscato Luna, Karina Beorlegui, Alejandro Guyot, Raimundo Rosales, Aldo Barberis-Rusca, Eduardo Castro y Las Guitarras Saavedrinas. Se juntarán firmas para pedir la protección de un ícono arquitectónico, ante su inminente venta.
El histórico bar “La Sirena”, de Saavedra, podría tener un inminente cierre por venta, a raíz del desgaste de sus dueños mayores, con pasado en el fútbol de Platense.
Un grupo de vecinos y cantantes de tango, realizaron una convocatoria para salvar de la piqueta el cafetín de Avenida Balbín (ex Del Tejar) y Nuñez,
El bar debe su nombre a un curioso ornamento de hormigón que adornaba el tejado de una vieja pulpería que se ubicaba en la misma esquina que hoy ocupa La Sirena. El inmueble fue originalmente construido en 1876, cuando la zona todavía pertenecía al Partido de Belgrano de la Provincia de Buenos Aires. Por aquellos años esta ochava era una tienda de venta de bebidas (también se llamaba La Sirena), punto de referencia de quinteros y chacareros.
foto: Santango
Nicolás Cobelli, vecino de Saavedra relató: “Hablamos con los dueños de “La Sirena” y nos informaron que el bar está en venta. Les urge venderlo por cuestiones de edad, están cansados y no pueden seguir trabajando (son dos hermanos y tienen más de ochenta años los dos). Ellos le darían prioridad a que lo compre alguien que continúe con el bar o por lo menos que mantenga la estructura del edificio. Pienso que es un lugar ideal para una movida tanguera”.
Entre los parroquianos más destacados de la cultura nacional y popular que pasaron por “La Sirena” están, Edmundo Rivero (cuyos abuelos fueran los dueños de la antigua fonda), Roberto Goyeneche, Lino Enea Spilimbergo y el ex arquero de Platense y la selección nacional, Julio Cozzi. Además fue concurrido por la enorme cantidad de artistas que se dirigían a grabar a los viejos estudios de la RCA VICTOR que funcionaban a pocas cuadras del lugar.
“En 1930 mi padre había renunciado a su trabajo y estaba en la búsqueda de una nueva actividad. Junto con mi abuelo descubrimos que se encontraba este mismo local cerrado y en alquiler. Inmediatamente informamos esta situación a mi padre, quien se acercó, lo alquiló y el 12 de febrero de 1930 abrió sus puertas en el mismo lugar donde hoy continúa vigente”, cuenta Marcelino Mayol, propietario del mítico bar, al Periódico El Barrio, en una nota realizada hace un año. “Fue inicialmente alquilado al señor Comesagna, un hombre que tenía muchas propiedades en la zona aunque un modo de vida ermitaño”, recuerda. Junto a Osvaldo, su hermano, son herederos de tradiciones familiares y responsables de sostener esa esencia única que La Sirena aporta a la identidad barrial. A partir de 1950, con la consolidación de las fábricas lindantes Fate y Nestlé, decidimos que nuestro bar estuviera abierto desde las cuatro de la madrugada hasta la medianoche. De esta manera, empezó a llenarse de operarios pertenecientes a cualquiera de los tres turnos.
Ante este panorama, un grupo de vecinos y artistas del ámbito tanguero invitan al festival “Salvemos al bar La Sirena”, que se va a realizar el domingo 10 de junio de 16 a 20, en la plazoleta de Avenida Balbín y Nuñez. Durante el transcurso del encuentro musical, se podrá firmar un petitorio para pedir que se proteja este patrimonio cultural, ante la posibilidad de su desaparición.
Cantarán, tocarán y recitarán: Juan “Tata” Cedrón, Cucuza Castiello y Moscato Luna, Karina Beorlegui, Alejandro Guyot, Raimundo Rosales, Aldo Barberis-Rusca, Eduardo Castro y Las Guitarras Saavedrinas
“Los más recientes antecedentes de demolición en el barrio y sobre todo en cuadras próximas a “La Sirena” nos llevan a temer por el futuro de este icono barrial que cuenta con 136 años de historia y que fuera posta obligada de carreros en el antiguo Camino Real a San Isidro, que unía el viejo mercado de Belgrano con el Fondo De La Legua. Esto no es una protesta ni es en contra nadie, queremos que se respeten los legítimos derechos de sus dueños, por eso promovemos la compra del lugar para que siga abierto como “La Sirena”. Queremos conservar nuestra identidad barrial, manteniendo viva la cultura e idiosincrasia de nuestra ciudad, que tanto esfuerzo le costó construir a las generaciones pasadas”, dicen los organizadores de esta movida.