12 actores por los 12 de la Santa Cruz
El domingo 8 de diciembre a las 18 hs. en el jardín de la Iglesia de la Santa Cruz, se realizará un acto homenaje a los detenidos desaparecidos entre el 8 y el 10 de diciembre de 1977.
12 reconocidas/os actrices y actores, entre los que se cuenta a Hugo Arana, Alejandro Awada, Carlos Belloso, Graciela Borges, Alejandra Darín, Pablo Echarri, Mónica Galán, Mario Galvano, Constanza Maral, Juan Palomino y Andrea Pietra personificarán a los 12 del grupo de la Santa Cruz. Nos acompañarán con sus canciones Julia Zenko y Víctor Heredia.
El acto también rendirá homenaje a los 30 años del retorno de la democracia y a los 30.000 detenidos-desaparecidos. La convocatoria es en Estados Unidos 3150, del barrio de San Cristóbal, de la ciudad de Buenos Aires.
La crónica de los hechos
El 8 de diciembre de 1977, Esther fue secuestrada junto a nueve personas: la religiosa francesa Alice Domon, Angela Aguad, Raquel Bullit, Eduardo Gabriel Horane, José Julio Fondevilla, Patricia Cristina Oviedo, María Eugenia Ponce de Bianco y Horacio Aníbal Elbert.
Más tarde desapareció de su atelier Remo Carlos Berardo, quien también participaba de las reuniones de la Santa Cruz. Estaban juntando el dinero para publicar una solicitada reclamando por los detenidos desaparecidos. Dos días después, cuando iba a comprar el diario para ver la solicitada, fue secuestrada Azucena Villaflor. Al mediodía se produjo la detención de la compañera de Domon, Leonie Duquet. Todo el operativo estuvo a cargo de un Grupo de Tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada.
El marino Alfredo Astiz fue el principal responsable del operativo de secuestro y desaparición. Astiz se había infiltrado tiempo antes en el grupo de familiares con el alias de “Gustavo Niño”, haciéndose pasar por familiar de un desaparecido.
En una entrevista realizada por ParqueChasWeb, Ana María Careaga, hija de Esther Ballestrino y directora del Instituto Espacio para la Memoria, nos ofreció el siguiente relato:
“Mis padres eran militantes del Partido Revolucionario Febrerista del Paraguay. Huyeron por separado de las dictaduras de Morínigo y Stroessner y luego se casaron en Argentina.
Cuando era soltero mi padre ya vivía en Parque Chas, en la calle Hamburgo 2951 y allí nacimos mis dos hermanas y yo y nos criamos en el barrio hasta antes del Golpe del 76.
Mi madre era bioquímica. Tuvo una farmacia en Flores y también elaboraba una línea de cosméticos que se llamaba “Doctora Careaga”.
Paralelamente tenía una militancia política intensa. Siempre fueron solidarios con los exiliados de Paraguay que dejaban el país por la dictadura de Stroessner. Por sus ideas, mi madre fue una mujer de avanzada, una de las primeras dirigentes políticas de su país.
Nuestra casa fue también cuna de los exiliados de Uruguay y Chile. Gracias a su militancia, mi mamá llegó a ser muy amiga de Salvador Allende.
En septiembre del 76 secuestraron a mi cuñado -sigue desaparecido-, y a partir de ese momento mi madre comienza a participar junto a otras madres para pedir por el paradero de los secuestrados.
El 13 de junio del 77 me secuestran a mí. Estuve alojada en el Centro clandestino de detención “Club Atlético” que quedaba en Paseo Colón entre Cochabamba y San Juan. Allí me pusieron el nombre de detenida “K04”. Yo tenía 16 años y estaba embarazada. Me liberaron después de tres meses y madre aconseja que mi hermana y yo nos exiliáramos. Fuimos a Suiza. Previamente nos habíamos despedido en Brasil.
A pesar de que yo había aparecido, mi madre siguió luchando junto a las demás madres en las reuniones de la Iglesia de la Santa Cruz.
Al poco tiempo me entero en Suiza que a mi mamá la habían secuestrado, fue a los pocos días de que naciera mi hija.
Mi papá murió en el año 2000. Nunca perdió la esperanza de volver a ver a su mujer, a pesar de que se volvió a casar. Y nunca quiso irse de Argentina mientras no dejaba de buscarla y de hacer gestiones. Cuando murió, nosotras lo hicimos cremar y, en un acto en la Costanera con las Madres de Plaza de Mayo, tiramos sus cenizas al río para “juntarlo” simbólicamente con mi mamá.
Desencuentro trágico, decimos nosotras, que da cuenta de la desaparición, porque mi mamá estaba enterrada en un cementerio de General Lavalle, como NN y nosotras, por supuesto, no lo sabíamos… “