Fecha de Publicación:08/11/06 |
Redacción ParqueChasWeb |
ENTREVISTA A LA ACTRIZ LINDA PERETZ
"Siento orgullo de haber vivido en Parque Chas"
La actriz que desde hace seis años protagoniza el unipersonal
"No seré feliz pero tengo marido", le
confesó a ParqueChasWeb su amor por el barrio que la
vio crecer. Dijo además, que como de chica era muy delgada,
sus vecinos de Parque Chas la apodaron "Flaca Escopeta".
Por Fernando Belvedere
fbelvedere@parquechasweb.com.ar
A través de una nota publicada en el diario Clarín nos
enteramos que Linda Peretz se había criado entre los duendes
de Parque Chas, y para tener su testimonio, fuimos a su encuentro.
Entusiasmada aceptó la entrevista, que se concretó una
hora antes del comienzo de la función, en el camarín
del teatro donde protagoniza su unipersonal.
El resultado: Una charla cordial que reproducimos a continuación.
-Linda, ¿nos podés contar cómo fue tu relación
con Parque Chas?
-Cuando yo nací, mis padres vivían en el barrio de Once
en una casa de inquilinato o conventillo precario. Eran inmigrantes
llegados de Bulgaria. En 1930 arribó al país, mi padre,
y en 1934 mi madre con siete hermanos y mi abuela.
Papá era de oficio tapicero y tenía su taller en Parque
Chas, el nos contó que a los 12 años le hizo el sillón
al rey Boris, abuelo del actual monarca de Bulgaria.
Pero después del nacimiento de los mellizos,
o sea, el de mi hermano y yo, mis padres pensaron en mudarse a un
barrio más tranquilo, donde sus hijos (ya teníamos
un hermano mayor) pudieran jugar en la puerta de su casa, lejos
de los peligros de un barrio céntrico.
Fue así que nos fuimos a Parque Chas cuando
yo tenía 3 meses de vida a una casa ubicada en la Avenida
Benjamín Victorica entre Bárcena (ahora Barzana) y
Avenida de los Constituyentes.
-¿Qué es lo que más recordás
de Parque Chas?
-Cuando llegamos a Parque Chas había muchos terrenos vacíos.
Casi todos los días, mi madre nos llevaba a la "Agronomía"
a tomar aire fresco con aroma de eucaliptos. La anécdota
es que, en el trayecto al parque, mamá se la pasaba rompiendo
cochecitos porque las calles no estaban asfaltadas y las veredas
eran muy precarias.
Nuestra casa era la típica chorizo, con
patios y terraza, y se fue construyendo de a poco. Ahora que vivo
en un edificio de departamentos de Barrio Norte, me gustaría
volver a vivir en ese tipo de construcciones.
Cuando mis padres fallecieron esa casa se vendió,
y por suerte fue adquirida por nuestros vecinos Carlos y Teresa,
a los que algún día quisiera volver a ver.
Siento orgullo de haber vivido en Parque Chas,
y de la solidaridad de sus vecinos. Cuando estudiaba en el Conservatorio,
para volver a casa tomaba el colectivo 111 en el centro, y me bajaba
en Constituyentes y Llerena. Llegaba como a las once de la noche.
Por aquellos años los Tacuara perseguían
a los judíos, y yo estaba muy asustada. Por este motivo,
en varias ocasiones, me acompañaron hasta casa mis compañeros
de estudios Antonio Gasalla, Carlos Perciavalle o Emilio Disi; pero
además, los vecinos de mi barrio sabían que "Linda",
la hija de Sara y Mois Peretz, volvía de estudiar a última
hora de la noche, y entonces me sentía protegida.
Recuerdo a mis vecinos Marta y Antonio, a Olga la enfermera, enfrente
de casa vivía mi profesora de "corte y confección"
y a la almacenera de la esquina.
Viví en Parque Chas hasta 1980, año
en que me casé y me fui al Centro.
-¿En qué escuela estudiaste?
-Hice toda la primaria en la Escuela Petronila Rodríguez
de la calle Andonaegui. Recuerdo que iba solita a la escuela, yo
era muy retraída y abandónica, no hice muchas amistades
en el colegio, por eso no es casualidad que yo sea artista. Con
mi profesión saco todo afuera. Tengo un gran recuerdo de
la directora Isabel Caram, una señora rubia y muy rígida.
Cuando hacía la "Flaca escopeta",
tuve la intención de dar una función en la "Petronila",
pero finalmente no se dio.
Agradezco la educación que nos mis, mis
hermanos se recibieron de arquitectos, y la única artista
de la familia fui yo. Estudié en la escuela de Bellas Artes,
primero, y luego en el Conservatorio de Arte Escénico
-¿Es verdad que fuiste reina de la
belleza de Villa Ortúzar?
-En los años 60, en realidad me eligieron como "Princesa
de Teatro" de Villa Ortúzar en un concurso que se organizaba
de "Miss Televisión". Si mal no recuerdo fue en
el Club Villa Modelo de la calle Arismendi.
-¿En qué momento de tu vida
decidiste ser actriz?
-Yo estudiaba pintura en Bellas Artes, pero quería expresarme
de otra manera. Al mismo tiempo hacía danzas, entonces fue
que por medio de Edmundo Guibourg, profesor en el Conservatorio
Nacional y tío de una compañera mía- dí
el exámen de ingreso, e hice la carrera de Arte Dramático.
-¿Qué recordás de tu
experiencia con la "Flaca Escopeta", y en que te inspiraste
para componer el personaje?
-La "Flaca Escopeta" me dio muchas satisfacciones, y espero
que me siga dando, ya que la pienso reeditar. Comencé teatro
infantil con "Olivia y Popeye", acompañada por
Víctor Laplace, con la dirección de Hugo Midón
.
Después de tres temporadas exitosas, la
obra se bajó de cartel, y comencé a idear un personaje
para televisión como extensión e inspiración
de la Olivia del teatro.
Lo de "Flaca Escopeta" se debe a que
de chica me llamaban así en Parque Chas, porque era muy flaquita
-casi raquítica- y en la Petronila Rodríguez me daban
hígado de bacalao para engordar.
El personaje lo hice durante 10 años,
y los chicos le tomaron un gran cariño.
Actué a beneficio del Hospital Materno Infantil de Mar del
Plata y de UNICEF.
-¿Qué pensás del éxito
de "No seré feliz pero tengo marido"?
-Con esta obra pienso que realizo una labor social, porque la gente
lo agradece mucho, se siente identificada y, además, se divierten
tanto hombres como mujeres. Ahora estoy estudiando el unipersonal
en francés porque tengo proyectado hacerlo en París
en 2008. En marzo del año que viene vuelvo a México,
donde la obra tuvo también un gran éxito.
-¿Recomendás alguna fórmula
para mantener el romanticismo en el matrimonio?
-Es muy difícil mantener el romanticismo en el matrimonio,
la pareja se va desgastando de a poco. Pero van apareciendo otras
cosas que se pueden valorizar para que el matrimonio siga unido.
Tanto la pasión como el romanticismo, se van transformado
en otras cosas como el cariño, el respeto, el compañerismo,
que soslayan otras que no se manifiestan, y que, permiten que el
matrimonio perdure.
-¿Qué futuro le augurás
a la institución del matrimonio? Pensás que las próximas
generaciones seguirán la tradición, o preferirán
no complicarse demasiado y evitar frases como: "Que el hombre
no separe lo que Dios ha unido", "contigo pan y cebolla",
"amar en la salud como en la enfermedad", y prometer fidelidad.
- Los jóvenes hoy tienen menos paciencia que la gente más
grande, pero creo que se puede seguir con la Institución
del matrimonio, más allá de las adversidades que presentan
los condicionamientos sociales.
La tecnología hoy, conspira contra las
parejas. Porque cuando el marido está más de ocho
horas en la computadora y la mujer se muere de sueño, y no
hay acercamiento físico entre ellos, ¡chau!.
El hombre suele ser más egoísta
e individualista que la mujer, son dos bichos distintos, y por eso
suele haber tantas diferencias.
"No seré feliz pero tengo marido",
los pone en evidencia, se divierten mucho, porque está hecho
con un tono de ironía y humor, para algo tan dramático
y tan serio.
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foto ParqueChasWeb
Anécdota:
Linda Peretz recordó a sus vecinos solidarios
"En una época el colectivo 111 pasaba por la puerta de
mi casa, y eso me disgustaba porque era una cuadra muy tranquila.
En mi adolescencia tenía una mascota, un perrito boxer que
se llamaba "Full".
Un día lo atropelló un colectivo en la puerta de casa,
motivo por el cual se escapó y se perdió.
Recuerdo la profunda tristeza que tenía, ya que no podíamos
encontrar a mi fiel compañero.
Pero la anécdota tuvo un final feliz. Como todos mis vecinos
se habían movilizado para buscar a "Full", lo encontramos
muy asustado detrás de un árbol en la Agronomía
como a las dos de la madrugada.
Rescato con mucho cariño aquel acto de amor de la gente de
mi barrio". |