Fecha de Publicación:28/09/06 |
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VECINOS DE PARQUE CHAS POR EL MUNDO
"Desde lejos pude apreciar con
extremo dolor, como Argentina fue destruida"
Desde California, Estados Unidos, se comunicó con nuestro medio
el Doctor Carlos Rossini Rojas. Navegando por Internet en un cibercafé
de un país asiático y, Google de por medio, encontró
el Portal digital del barrio de su infancia: Parque Chas.
Actualmente es Director de Regulaciones Internacionales para Instrumentos
de Investigacion Cientifica.
Se tuvo que ir de Argentina en el año 1968 "de apuro"
puesto que no quiso sufrir la misma suerte de su padre (torturado
y asesinado por los supuestos defensores de la patria). A ello se
unieron sus muy tristes experiences con la "Federal" y sus
atropellos a la Facultad de Ciencias Exactas (Peru 222), más
los hechos que empezaron a ocurrir en la Comisión Nacional
de Energía Atómica-CNEA (dirigida por marinos) y el
pronóstico (que resultó correcto), de la implantacion
de una dictadura militar: "muchos de mis companeros de universidad
comenzaron a "desaparecer" algunos cientificos declarados
de izquierda.
Agregó que, "desde lejos pude apreciar con extremo
dolor como Argentina fue destruída, y como los ideales de crear
una clase media educada fueron olvidados". Desde entonces
nunca más volvió a su tierra.
En respuesta a nuestra invitación, se animó y dicidió
remitirnos sus recuerdos, por que "esos que fueron mis pagos,
la memoria solo quiere recordar el barrio aquel (Parque Chas) sus
callecitas dobladas, sus vecinos protectores y amables como una familia
extendida, sus veredas angostas, pero suficientemente anchas, para
acomodar las sillas de los vecinos en camiseta durante tantas nochecitas
calurosas del verano consabido".
Los recuerdos
En realidad los recuerdos de Parque Chas, con mis amigos y mis ensueños
juveniles son los únicos que la mente quiere conservar de "ese"
lugar del mundo donde abuelos italianos y españoles quisieron
crear la "utopia" que la vieja Europa se negaba a darles.
Nunca he regresado desde entonces.
Dio la inmensa casualidad que por primera vez encontré el excelente
sitio de Internet dedicado al recordado Parque Chas durante uno de
mis frecuentes viajes profesionales a países Asiáticos.
Fue allí, junto a las orillas calmas de un rio lejano (Singapore
River) que en un momento perezoso, durante un fin de semana, encontré
un pequeño y muy moderno "Internet Café".
Por supuesto, todos hemos oído de las maravillas de Google
como un "motor" extraordinario para la búsqueda de
material insospechado. Allí, allí por vez primera me
aventure a escribir las palabras de mi barriada inolvidable: "PARQUE
CHAS".
Allí reconocí lugares queridos y con emoción
escondida se me hizo el consabido "nudo", y, apasionadamente,
devore TODA la información de esa página creadora, allí
sentado en una mesa "computeril" rodeado de sonidos extraños
y hierbas aromáticas. Allí mi atención recayó
sobre una carta escrita por Juan Carlos Beiroa. Las memorias y correrías
de SU calle Marsella ocurrieron a 3 cuadras de mis casa, entonces
le he escrito una respuesta que transcribo a continuación:
"Estimado Juan Carlos: he encontrado tu mensaje narrativo de
Parque Chas. Chiquito parece este mundo, tantas casualidades han sobresaltado
mis emociones con memorias y encuentros inesperados en Beijing, Tokio,
San Sebastian, Hong Kong. Casi siempre algo inesperado, encontrar
a un amigo de la Facultad (Ciencias Exactas, Perú 222 justo
enfrente al caballo de Roca) trabajando de mozo en un restaurante
en Tokio.
Encontrar un abogado argentino atendiendo las mesas de un lugar "justito"
enfrente de un Castillo Feudal en Kyoto, o encontrar una "churrasquería"
argentina en el corazón del viejo Bremen. Allí junto
a lo que fue la base mas grande de submarinos en Alemania encontrar
un restaurante haciendo propaganda por "empanadas Salteñas",
en el corazón del Madison (Wisconsin, USA). Pero poniendo todo
junto, estimado Juan Carlos, tus memorias me tocan muy de cerca, acelerando
mis sentidos hasta el punto de volver a "oler" los árboles
del barrio en que nací..."
"Ahora, desde lejos, desde cuando tuve que dejar a esa Argentina
(que duele!!) el recuerdo de la vecindad perdura, y revive con una
fuerza única, más allá (mucho más allá!!!)
de los clarines, de las banderas y de las crueldades que a tantos
de nosotros nos hicieron partir..."
"Nací en la calle Tréveris entre Torrent y Gamarra
en una casita soleada con jardines cuidados al frente y un fondo con
flores donde mi imaginación hacía "teléfonos"
con cuerdas y latas vacías. Mi madre era Profesora y mi padre
Abogado. Un abogado que formaba parte de un grupo que pugnaba por
la fundación de una Sud América unida,
una Confederación Latinoamericana del Sur... (Curioso justo
ahora con la expansión del MERCOSUR con Venezuela, Bolivia,
Uruguay, Paraguay, Argentina).
Pero justo fueron los años de la continuación dramática
de la hegemonía militar en todos los aspectos de la civilidad.
Mi Padre, como tantos otros intelectuales, fueron detenidos por los
militares, azotados bajo la ducha de agua de la federal...la muerte
no tardo en llegar...
Con mi madre y mi hermanita fuimos a vivir a la casa de mis abuelos
italianos, allí a solo 3 cuadras de Tréveris, cruzando
la Avenida de Los Incas. Allí estaba la casa querida en el
Pasaje "Del Temple". Cómo recordar aun la palmera
enhiesta al frente de la casa con jardines de flores altas y hierbas
que fueron mi "jungla" donde me "perdía"
esperando encontrar algún temido pirata de Sandokan (Salgari,
Los Piratas de la Malasia, muy cerca desde donde escribo ahora estas
memorias...).
Con el lado de la casa poblado con árboles de mandarinas, limones
y el consabido parral colmado de frutos entre sus hierros de verde
color... Recordar en los veranos TAN largos el trote del caballo empujando
el carrito del repartidor de hielo, de las tardas colmadas con gritos
de "Helados Noel", y el viejito Sirio libanés vendiendo
factura engrasada con sabor delicioso.
Al casarse mi Madre por segunda vez nos mudamos a una casa de 2 pisos
en la calle La Haya..."casi" esquina Triunvirato...de allí
se despiertan mis recuerdos más concientes y emociones mas
intensas...enfrente de mi veredita estaba la Farmacia Roma que fue
como mi segunda casa, al ser tan amigo con el hijo del farmacéutico
(Julio Hermann) Daniel.
Farmacia y herboristería donde atrás del mostrador jugamos
entre las hierbas medicinales, frascos inmensos con nombres incomprensibles,
olores, sentido que aun pueblan mi olfato. Después Daniel se
mudo y la farmacia fue comprada por el Doctor Gregorio Feldman. Un
hombre intelectual, erudito, bohemio, extraordinaria persona, lleno
de compasión humana y amor por las ciencias
Allí, al lado de la farmacia estaba la
casa y consultorio del Dentista (Dr. Velo), escalinata de mármol
larga y empinada donde con sus hijos Jose Pedro, Miguel Ángel
y Luisito jugábamos tantos días calurosos para la
"rabieta" de los que necesitaban al dentista y tenían
que "esquivar" a esos mocosos insistentes y juguetones....
Más allá junto al dentista la casa de unos vecinos
amabilísimos, pero incomprensibles para nosotros. Era una
familia Alemana con nietos hablando Alemán, dándonos
a nosotros el "gusto" del "Tercer Reich". Allí
aprendimos a mostrar nuestros dedos en forma de "V" que,
por supuesto, motivaba la furia y desconsuelos de los amables vecinos.
Siguiendo está la casa de una familia vasca misteriosa, solitaria
y (aparentemente) muy rica....seguía un terrenito perpetuamente
vacío, seguido por la casa de Don Salomón que con
su bicicleta vendía cortinas y ropa de cama en cómoda
cuotas mensuales (pagos que duraban años mucho más
que la mercadería culpable de la deuda). En un departamento
al fondo de la casa de Don Salomón vivía uno de mis
más grandes amigos: Jorge Domingo que con su familia emigro
desde las Filipinas buscando refugio de los belicosos militares
japoneses.
Aun mas allá seguía la preciosa y antigua casa Colonial
de mis queridos amigos chilenos. TANTOS hermanas y hermanos: Santiago,
Hermogenes, Benjamín, Tato, Lucila, Victoria, Rosita. Entonces
todo estos recuerdos se circunscriben a esa maravillosa "vueltita"
de calle La Haya, esos cien metros hasta Triunvirato fueron mi Reino,
mi Latifundio, Tierra y semilla de mis emociones y de mi futuro.
Todos los domingos era
sagrado ir a la matinée del cine Parque Chas (tertulia 10
centavos, Platea y Pulman 40 centavos) desde la 1 de la tarde hasta
las 6...tres películas más dibujos animados, más
noticieros. Cualquier función que durara menos de cinco horas,
cualquier función que no nos hacia salir con los ojos congestionados
era considerada como "una estafa" perpetrada por la compañía
de Clemente Lococo, hacia nosotros, los pobres niñitos "indefensos"
de la barriada lindera.
Por supuesto, al terminar la función era obligatorio comprar
una porción de pizza en "Los Espejos" (exquisita..la
mejor del mundo!!!) con la muzzarella formando hilos interminables
sobre la bandera roja pintada sobre los tomates.
A veces, cuando festivales cómicos especiales (Chaplin con
obsequio a todos los niños) tenían lugar en el cine
25 de Mayo había que caminar por Triunvirato hacia la sala
"lujosísima", donde una vez Carlos Gardel provocó
el desvelo y suspiro de todas las chicas jóvenes de los barrios
aledaños. Pero tantas otras veces el cine 25 de Mayo estaba
dedicado a películas mejicanas colmadas de bigotes machos
y sombreros grandes como paraguas...con los pantalones de Cantinflas
limpiando el suelo y con un lenguaje que "apenitas" podíamos
entender.
Creciendo...como jovencito...con los amigos por las tardecitas caminar
alumbrado por el esplendor y las luces de Triunvirato hasta Monroe
(la famoso vuelta del perro).Caminar hacia la vidriera de la pizzería
donde una mujer robusta y simpática hacia empanadas justo
detrás de la vidriera. Jugosas, calentitas...con un olor
de fritura inmortal.
Caminar por Triunvirato...cada caminata despertando un deseo...cada
caminata mostrando progreso y esperanzas...cada caminata con ojos
movedizos admirando las chicas guapas, guardando en el pecho un
"piropo" ensayado frente al espejo y que se negaba a nuestros
labios...caminar...allá va...el tranvía 7...desde
Guanacache hasta Reconquista y Corrientes (en el verano la línea
se extendía hasta el Balneario Municipal).
Cuantas veces...con 10 "guitas" me he sentado en las ventanillas
grandes del tranway...pasando horas mirando, absorbiendo aquel Buenos
Aires)...o tal vez el tranvía 15 hasta Retiro o el 90 hasta
Constitución...o tal vez "jinetear" con los saltos
de colectivos y ómnibus 49, 71, 108, 113..y el famoso Expreso
Pilar 141, corriendo a lo largo de Avenida de Los Incas. De nuevo
en la memoria el incesante ruido y movimiento de un creciente Triunvirato...dinámica
que más tarde en mi vida alimento mis deseos por participar
y descifrar el misterio que encierran las grandes ciudades del mundo...
Durante tantos años de estudiante, desde la esquina de Triunvirato
y Los Incas (veredas de "Grandes Tiendas Las Viñas")
tomar un colectivo hasta el subte Lacroze...hasta Leandro Alem...caminar
por Paseo Colon hasta llegar al Otto Krause, cuna de mi desesperación
y sufrimientos de estudiante...cuna de mi agradecimiento por ponerme
en el camino de la Ciencia.
Caminar más aun, caminar hacia la escuelita de Triunvirato
y Acha (escuela No 7, consejo escolar 14)...caminar...caminar por
Triunvirato con empedrado desparejo en perpetua lucha con los rieles
tranviarios...caminar por vereditas rotas que cedían su terreno
a los árboles forzudos de raíces incontenibles....caminar
..caminar por el mismo sendero que estaba a todas horas poblado
por las negras carrozas de los coches fúnebres en el viaje
fatal hacia la morada chacaritense...y al caminar aun más...por
la otra vereda tomar un cucurucho de helado...vainilla y chocolate
para mi, frutilla y limón para mi hermanita...
Heladería "Bimbo", allí junto al kiosco
de cigarrillos y Gran Café y Billares "El Central",
hasta donde llegué a ver una "vitrolera"....hacia
el otro lado de Bimbo...estaba la Tienda de "El Turquito"
y siguiendo...Panadería Las Delicias...con Bombones, Masas
Finas y un Pan francés que solo tuvo rival en una pequeña
panadería cercana a Montmartre.
Caminar, caminar nuevamente por Triunvirato...hacia Monroe...mirar
nuevamente a las chicas (lindas e inalcanzable todas ellas!!!) mirar
con un rubor que nos llegaba a la frente...caminando sonando con
el futuro...con Jorge Domingo, Jorge Bettini (muchacho buenísimo!!)
con los Velo, con el Turquito Di Biasi, con los hermanos de la Bomboneria
Gloria...y aun (a veces) animarse a comer una porción de
pizza en la esquina de Ginebra y Triunvirato...pizza "apenas"
comestible, pero donde la torta de Ricota era una delicia absoluta!!!
Caminar con mi mente...sigo haciéndolo en lugares muy lejanos
y casi ignotos, caminar entre versos de Gagliardi que también
aprendí...caminar siempre...como destino...con las luces
de Triunvirato...con los ojos puros iluminados por la ilusión
con
ojos que quisieran volver a mirar aquello que fue...aquello que
aun sigue estando vivo en mis pupilas...con colores...con esperanzas
nuevas y con las flores que aun le debo a mi Madre".
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Dr. Rossini Rojas
carlos_rossini2003@yahoo.com |