El
último operador del Cine Teatro 25 de Mayo antes de su cierre
en el año 1982
Reportaje a Orlando Sconfienza
Don Orlando Sconfienza nació en Villa
Urquiza y en su adolescencia aprendió el oficio que años
más tarde se convertiría en la pasión de su
vida: Operador de Cine y Teatro.
Fue el último operador que tuvo el Cine Teatro 25 de Mayo
antes de su cierre en el año 1982.
Don Orlando conoció el oficio a los 15
años gracias a un amigo que trabajaba en el Cine parroquial
Nuestra Señora del Carmen de Villa Urquiza. Allí comenzó
a dar sus primeros pasos, proyectando en su mayoría películas
mudas los domingos a la tarde luego de que los chicos recibieran
la catequesis.
A los 19 años ya tenía su libreta de Operador de cine,
teatro y espectáculos públicos, documento que exigía
la municipalidad para ejercer la profesión.
"Recuerdo que por reglamento teníamos
que hacer cursos, como los simulacros de cortes de película,
en donde había que actuar con mucha celeridad para encender
la luces de la sala y que la gente no entre en pánico, ya
que el cine no podía quedar a oscuras" comentó
Orlando, y agregó que los bomberos entrenaban periódicamente
a los acomodadores para los casos de emergencia y las inspecciones
a las salas cinematográficas eran continuas.
Sconfienza trabajó en un cine de San Martín,
en el "Alfil" y en el "Select Boedo", pero su
deseo era ejercer su profesión en una sala de Villa Urquiza.
Aquel objetivo se cumplió en 1946 cuando lo llamaron del
"25 de mayo". En el "Petit Colón" fue
operador de cine y teatro durante cuatro años en forma continua,
hasta que el empresario cinematográfico Marcelo Chahinian
(dueño también del Parque Chas) lo lleva en el año
1949 al Grand Bourg.
Cuenta Orlando: -"Dejar el 25 de mayo fue una pena, pero siempre
me llamaban cuando había un espectáculo teatral, porque
necesitaban un electricista".
Cine Teatro 25 de mayo
El Grand Bourg llegó a ser la segunda
sala en capacidad de la Ciudad de Buenos Aires: tenía 2.108
butacas. Lo caracterizaban además, la boca de escena de 16
metros de ancho, la pantalla era de 14 metros (se proyectaba en
cinemascop). El sonido era estéreo y las películas
poseían cuatro bandas de sonido con los dos sistemas, Magnético
y Perspecta, sistemas anteriores al Dolby. Aquel gran cine cerró
sus puertas en 1969.
El Cine Grand Bourg de Avenida Monroe
El primer Cine Rodante del mundo
En el año 1969, Orlando Sconfienza es contratado por Ferrocarriles
Argentinos (Línea Roca) para trabajar en el primer cine rodante
del mundo. Las proyecciones se hacían en el servicio que
cubría Buenos Aires - Bariloche.
En uno de esos viajes conoció a Luis Sandrini, cuando filmó
la película "El Profesor patagónico" de
Fernando Ayala.
El viaje se hacía de domingo a miércoles, y los días
que estaba en Buenos Aires Orlando siguió trabajando en el
cine Grand Bourg, hasta su cierre. Años más tarde
se jubilaría como empleado ferroviario.
El día que conoció a Carlos
Gardel
Don Orlando nos relata la siguiente anécdota:
- "De chico mi padre nos llevó a Italia donde estuvimos
un año y medio. En el mes de diciembre de 1933 nos volvimos
para Buenos Aires en el barco "Julio César".
Cuando llegamos a Francia el barco fondea frente
a la Costa Azul porque no había puerto. Por medio de lanchas
traían a los pasajeros al barco. Entre los que embarcaron
se encontraba Carlos Gardel. Yo tendría 10 u 11 años
y todavía no tenía idea quien era ese famoso personaje.
Calculo que aquel fue el último viaje del Zorzal a Buenos
Aires. Recuerdo que era noche buena y navidad y que festejamos dos
veces ya que teníamos que cruzar el Ecuador.
En el barco nos hicieron comulgar, y para ir a la capilla había
que ir hasta la popa. En un momento pasamos con los otros chicos
por al lado de un grupo de personas entre los que estaba Gardel
quien dirigiéndose a nosotros dice: - "Miren ahí
van los tanitos", y yo me di vuelta y le contesté: -
"Yo no soy tanito, soy argentino!".
Años más tarde, un tío mío
me llevó al Cine Teatro 25 de mayo para ver al Morocho del
Abasto".
Don Orlando recuerda también que cuando
se proyectaba una película de Gardel era tal el fanatismo
del público, que muchas veces los operadores tenían
que rebobinar el film para volver a pasar la escena de la canción.
Entusiasmado con la noticia de la recuperación
del "25", espera nuevamente verlo en funcionamiento. "
El teatro tenía tan buena acústica que cualquier ruido
que yo hiciera en la cabina de proyección, se escuchaba desde
el escenario, ojalá vuelvan aquellas jornadas en que ir al
cine era una fiesta", señala nostálgico Orlando.
Julio 2005
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