Es
posible que Parque Chas haya inspirado a Eduardo Mignogna en su relación
con el Arte Cinematográfico. Esto se puede deducir después
de la charla que el cineasta tuvo con parquechasweb el día
14 de agosto de 2002, en donde nos relata los recuerdos más
entrañables de su infancia entre los duendes y fantasmas del
laberinto de Buenos Aires.
Fernando Belvedere para parquechasweb
(permitida su reproducción, mencionando
la fuente)
"Yo nací en el barrio de Chacarita, pero toda la familia
de mi madre era de Parque Chas, entonces es como si hubiese nacido
en Parque Chas.
Vivía los tres meses de las vacaciones de verano en Parque
Chas.
Yo crecí en Parque Chas hasta los 18 años entre sus
oscurísimas calles, peligrosas calles, de noches llenas de
duendes y misterios, y de las parejas que se arrullaban a la vera
de los plátanos, y con los chicos que jugaban a las escondidas,
y con la gente que sacaba la silla a la puerta de la calle y que
contaban historias.
El recuerdo que yo tengo de esa gente eran las historias de inmigrantes,
de sus lugares de nacimiento, de sus trabajos, relatos verdaderamente
entrañables. Parque Chas era una ciudad dentro de la ciudad.
La casa de mis abuelos quedaba en Cádiz 4285 entre Bauness
y Avalos. Típica casa con jardín al frente con un
banco de cemento donde mis abuelos se sentaban. En esa calle jugábamos
al fútbol, a las escondidas, y a un juego que nunca más
ví que se jugara. Que era con la corteza de los plátanos
hacíamos unos barquitos y los días de lluvia con el
agua cristalina que corría por las acequias del cordón
de la vereda soltábamos nuestras pequeñas embarcaciones
imaginarias las cuáles tenían que sortear las hojas
y piedras que se les cruzaban, era una carrera suicida que terminaba
en las bocas de tormenta.Uno ganaba pero se quedaba sin el barquito
que llegaba a medir dos centímetros.
Eran juegos de pobres pero de alta imaginación que terminaban
con todos los chicos sentados en los umbrales de las casas contándonos
historias, películas, había chicos que eran famosos
por sus precisos relatos de películas. Se dependía
mucho del cine ya que no había televisión, entonces
toda la diversión era el juego en la calle y el cine de los
domingos en el "25 de mayo" o en el "Parque Chas".
Los domingos después de almorzar estábamos autorizados
a ir al cine, nos íbamos buscando de casa en casa con mis
amigos. Veíamos tres películas: Una de guerra, una
de risas y una de cowboy.
La vuelta a casa se producía entre calles oscuras. Porque
lo angelical que Parque Chas tenía de día, de noche
en aquella época se transformaba en una ciudad de fantasmas,
un barrio curvo, un barrio lleno de callejones, de árboles
y de sustos.
Al no tener las calles en damero, este laberinto formaba en todos
nosotros un personaje diferente.
Porque no es lo mismo caminar derecho con el cielo siempre abierto
y caminar en curva con el cielo que se cierra de hojas de árboles.
Insisto yo no he jugado nunca a las escondidas de una forma tan
divertida como lo he vivido en Parque Chas.
El fútbol y el deporte era la placita que luego fue de El
Trébol, había una mirada muy conmovedora acerca de
la niñez, había mucha gente empeñada en que
los chicos la pasaran bien. Se inventaban copas, trofeos, y el recuerdo
que tengo es la alternancia entre los partidos organizados y más
profesionales, y los picados frente a frente con un toque más
amateur. Eran raros los partidos de fútbol en Parque Chas
porque al ser las calles curvas el arco de enfrente no se veía..."
"A Parque Chas vuelvo en solitario, además tengo gente
amiga que vive en la zona y cada vez que voy me invento algún
circuito para entrar al barrio en donde habitan fantasmas muy queridos
y los frecuento, es un pasaje a una zona muy querida de mi infancia.
Parque Chas era una frontera con la nada porque alrededor no había
nada y ha sido una usina muy importante en mi vida porque está
básicamente relacionado a lo lúdico y al misterio
y es muy probable que todo ello este relacionado con la elección
de mi profesión.
Nunca, hasta ahora, me he aproximado al mundo de Parque Chas en
alguno de mis films, sí lo he hecho en relatos.
Entre mis amiguitos había grandes narradores orales, veíamos
la misma película y cuando le pedíamos a algunos de
ellos que la contaran pasaba indefectiblemente a ser otra película.
De alguno de ellos recuerdo a los de la familia Scarcella que vivían
frente a la casa de mis abuelos, después estaban Los Cattáneo,
Los Barreiro que tenían un quiosco en La Pampa y Triunvirato
y quienes además poseían un camioncito verde en donde
transportaban hielo para vender, también recuerdo a "Ernestito"
Parisi.
De mis últimos años no recuerdo cosas con tanta nitidez,
como las que tengo fijadas de mi infancia en las calles Cádiz
y Bauness.
Cuando se creó Parque Chas nació el mito del hombre
perdido, por lo que estaría en desacuerdo en señalizar
el barrio para orientar a la gente. Pienso que no hay que hacer
las cosas tan fáciles, la cabeza está para pensar
y no solo para ver a Tinelli y Pergolini.
Salir y entrar de Parque Chas requiere de un esfuerzo, como salir
y entrar de las cosas nobles y grandes.
Creo que en la posibilidad de no salir y de no encontrarse a una
cita reside el encanto y el misterio de Parque Chas. No encontrarse
en una cita, así como encontrarse tiene que ver con lo que
decía Borges de que todo encuentro casual es una cita, y
encontrarse con los vecinos del barrio sin proponérselo era
parte del misterio.
En la placita de Gándara y Bauness, yo he visto en los tiempos
que Evita estaba muy enferma y se moría, a un grupo de ciclistas
tratando de marcar un récord y los que intentaron ese récord
lo hacían alrededor de la plaza durante dos o tres noches
seguidas.
El lugar se convertía en un infierno porque durante esas
noches había que acompañar a los ciclistas alentándolos
a viva voz con altoparlantes y pasándoles música.
El excéntrico personaje que estaba por lograr el récord,
más de una vez muerto de sueño se caía de su
bicicleta por lo que la gente lo levantaba, lo sentaba nuevamente
y lo lanzaba a la carrera... - porque, VIVO ÉL, VIVA EVITA!-
trataban de que todo esto fuera parte del pronto restablecimiento
de la salud de la Sra. Eva Duarte.
Todo esto se desarrollaba en la usina de la esquina sagrada de Gándara
y Bauness en donde allí cada domingo renacían las
esperanzas, en donde se repartían caramelos y golosinas todo
de la mano de Don Ernesto Piaggio en cuya persona se sintetizan
los recuerdos de muchos de nosotros, sin duda Piaggio debería
tener su monumento en la plaza.
En todos los barrios la gente se conoce, pero en Parque Chas se
conocían más porque había un espíritu
de cuerpo, era todo más cordial, las veredas eran continuación
de las casas, no terminaban nunca, era un laberinto "Borgeano"
infinito. Y la historia de solidaridad de Parque Chas tenía
que ver principalmente por que otro era Buenos Aires, otro era el
país, los inmigrantes todavía estaban vivos, los abuelos
estaban vivos.
Ellos nos enseñaron que el Apellido era sagrado, que la sinceridad
era obligatoria y que la honestidad no se desperdiciaba ni se mal
vendía, se vivía de otra manera". |
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Filmografía Completa en Argentina.
Director, Guionista,Autor
Director:
Todo es posible (en producción)
La fuga (2001)
El faro (1998)
Sol de otoño (1996)
El beso del olvido (telefilm - 1991)
Flop (1990)
Evita (quien quiera oír que oiga) (1984)
Guionista:
Un lugar llamado Paraíso
(en producción)
Todo es posible (en producción)
La fuga (2001)
El faro (1998)
Sol de otoño (1996)
Matar al abuelito (1993)
Flop (1990)
El caso Matías (1985)
Evita (quien quiera oír que oiga) (1984)
El desquite (1983)
Autor:
La fuga (2001) |
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